viernes, 4 de febrero de 2011

Concha al desnudo



Un texto de IVÁN REGUERA para La Cuarta Parte:

Uno de nuestros Munsters más seguido es Concha Velasco, quien ha sido protagonista de La tele de cristal en más de una ocasión. Y lo seguirá siendo porque es incombustible y, como dice Bosco Palacios, lleva “retirándose” hace muchos años. Una de sus nueva retiradas (del teatro) es la obra La vida por delante, por la que Roman Gary ganó el Goncourt y que ahora dirige José María Pou.

La primera impresión que tuve al entrar en el teatro La latina fue mala. Un público mayor llenaba la sala. El teatro olía a mayor. Mi malestar continuó al aparecer la Velasco haciendo unos ademanes entre chaplinianos y linamorganescos que me empezaron a preocupar. De hecho, el público parecía más de Lina Morgan que de un dramón galardonado con el Goncourt.

Pero esa primera impresión fue desapareciendo. Concha, como la ex prostituta Madame Rosa, lo enseña todo. Muestra todo su saber teatral y también todo su físico actual, ya sea con enaguas, bragas o hasta con patéticos corsés. El personaje lo requiere y a la Velasco no le ha importado mostrar sus carnes caídas y viejas, algo que ha dignificado y enriquecido la creación de su personaje.

Junto a Concha tenemos a Rubén de Eguía en el papel de Momó, un papel de un gran peso, tan importante como el de Madame Rosa. He leído que está fabuloso, pero vi la obra con su sustituto: Víctor Sevilla. Este joven actor de larga experiencia televisiva (coincidió en Herederos con Concha Velasco) está fabuloso, es de un poderío físico brutal, de energía casi animal sobre el escenario. Y Sevilla no sólo tiene que trabajarse el acento marroquí de su personaje, además tiene la responsabilidad de narrar al público lo que va a pasar en al obra en todo momento.

No se pierdan La vida por delante, una enternecedora obra sobre la soledad, la piedad, la familia, el racismo, la intolerancia religiosa y el derecho a morir dignamente.

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Hay vida más allá de la tele y los de la tele también viven más allá de ella. A veces, y como La Tele de Cristal les cuenta en La cuarta parte, merece la pena desenchufarla y conocer.

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