Las matemáticas no se le dan nada bien a Antena 3. La cadena pensó: ESTRENO + ISABEL PANTOJA: ÉXITO SEGURO, pero el resultado fue una cifra que casi no llegó a los dos dígitos de share.
El estreno de Quiero Cantar fue un quiero y no puedo. Quiero, por las ganas de su presentador Jorge Fernández, en hacer espectáculo de una improvisada fiesta de fin de curso. No puedo, por ser Antena 3.
Niños con poco que decir ante preguntas retóricas, interminables actuaciones karaoke de muy dudoso talento vocal y sosote chisperío, y una realización casposilla que recordaba a las lluvias de estrellas de los noventa.
La aparición estelar de la Pantoja también defraudó. La tonadillera no habló del alcalde, ni de su calvario con los medios, ni de su cuestionada sexualidad, ni de su hijo. Y eso no interesa. Tan sólo cantó, dio un discurso de amor y paz por la música, cual Miss hablando de Rusia, y se piró a su casa más 'enmillonada'.
El problemón de haberte convertido en blanco de los medios por asuntos tan sucios es que "tu arte", si es que alguna vez interesó, ya no vale ni para un programa blanco, ni para uno tan blanco e incoloro como este, si quiera.
Tampoco estuvo acertado en matemáticas el de la Ruleta de la suerte: Acostumbrado a cifras redondas dando vueltas, el bueno de Jorge no supo resolver los años de una de las niñas que cantaban cuando esta se enfrentó a una canción de Mecano: "Si esta canción es del 86 y tú tienes doce años, se compuso tan sólo un año antes de nacer tú", vino a decir.
Por faltar, faltó hasta el pinganillo. Veremos este martes si el programa levanta el suspenso ante la competencia de la otra clase cantarina, pero sin duda, si quiere hacer historia en la televisión, Quiero cantar necesita mejorar.
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Ú.HORA: A3 evita el enfrentamiento de los talent shows infantiles.
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