España, repito, va de puta madre. “Se está trabajando”, que es gerundio, en la corrupción urbanística que ha podrido todo el país, en los vacíos judiciales, en la incontrolable violencia de género, en la infame precariedad la laboral y en el inmoral precio del vivir.
Cuando un estupendo tipo con pinta de camionero o taxista (en realidad un agente inmobiliario llamado Jesús Cerdán) le dijo sin inmutarse al presi que no llegaba a fin de mes ni de coña, ZP sacó su fina munición verbal, pero no coló. Contra todo pronóstico, el prosaico señor volvió a la carga y le retó: “Presidente, ¿Cuándo cuesta un café?”. “Unos 80 céntimos”, contestó Zapatero. ¿En qué país vive éste?, se preguntarían muchos.
Se quedó el Presidente en la movida de los ochenta... céntimos. De risa. Y poco pudo hacer un estirado Lorenzo Milá que conducía el debate como aquel que muestra respeto y precaución en la carrera, por si le quitan los puntos. Los ochenta ya no son nuestros ni suyos, señores de TVE.
Aquel momento ochentero fue de los pocos de verdad, auténticos, a pie de calle y no a pie de urna, que vivió el formato ’Tengo una pregunta para usted’, cuyo principal escollo fue que rara vez cabía una réplica del ciudadano. Es decir: Tengo únicamente una pregunta para usted y podrá contestarme mientras yo callo la boca.
ZP no contestó sobre un futuro pacto en Navarra con Nafarroa Bai, nos ametralló con sus generosísimas ayudas a la vivienda, nos animó a alquilar en vez de a comprar, recordó su apoyo a las medidas frente a la violencia de género, su pulcro respeto a la constitución y a la corona y su firme apuesta por la vergonzosa ley de paridad, una medida que no sólo es socialmente falsa y ridícula (50% de hombres, 50% de mujeres y no 100% de gente válida) sino que, además, atenta contra la libertad de empresa.
‘Tengo una pregunta para usted’ no fue descaradamente partidista, fue limpio dentro de la trampa de que pocos pudiesen replicar la matraca zapateril, pero en el fondo fue soberanamente aburrido, un coñazo con un público de caras largas, bien conducido por Lorenzo Milá.
Lo que no entiendo muy bien es que en la publicidad se nos anunciase a bombo y platillo que 100 ciudadanos preguntarían al presi si lo hicieron menos de 45. ZP, eso sí, invitó al resto a preguntarle lo que tenían pensado nada menos que en la Moncloa. Ya me lo imagino. ¿Aló Presidente?
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