Tenemos intérprete, pero aún nos falta el verdadero tema, lo que importa: la canción. Factor clave para triunfar o hacer el ridículo en Europa, a tenor de lo ocurrido en los últimos años.
De hecho, la canción ganadora del año pasado dependía más de la composición del tema que de la escasa euforia vocal que ponía su cantante. Cualquier otro cantante del festival que hubiera interpretado dicho tema, habría ganado.
A pesar de ser la clave, TVE se hace derogar con las galas de selección de temas, pero los del Sueño ya han hablado: Dice Raquel y compañía que cualquiera de las opciones previstas suena radicalmente diferente a lo que ha mandado España a Eurovisión en los últimos años. Se tratan de dos medios tiempos, uno de ellos up, y otros dos más rítmicos, todos con la parte celta y rockera característica del grupo asturiano.
Esperemos que no se pasan de novedosos y no sea tan radicalemente distinto a lo que enviamos el pasado año, porque hay que reconocerle a Pastora que lo bordó con una balada que de por sí estaba llamada a quedar en los primeros puestos. Por eso el compositor era el mismo que el de la ganadora. Más que curioso, ¿verdad?
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