Cuidado, cariño y mucha profesionalidad, así define Mariló Montero el trabajo que ella y su equipo realizan para La Mañana de La 1. Con
toda probabilidad este ha sido el año más difícil de Mariló al frente de su
espacio. Criticada en varias ocasiones por comentarios escabrosos en su editorial, salidos de
tono, y por el trato que dispensa a invitados y colaboradores.
Después de lo de Anne todo parecía indicar que Montero no
levantaría cabeza y, sin embargo, supo rectificar, pidió disculpas y volvió a dejarse
querer por su audiencia. Mariló tienen un semblante frío, casi borde, pero eso
le imprime la personalidad que a otras presentadoras les falta.
Esta noche se convierte en la maestra de ceremonias de los
Premios Iris de la Academia de Televisión. Montero, con almas de asesinos
siguiéndole a las espaldas, será por una vez la reina de la noche en una gala que
ha sido relegada a La 2, pero que premia a toda la televisión. Lo bueno de
Montero es que hace la televisión viva, espontánea, y sin ella, las mañanas de La 1 no serían
tan divertidas.
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