De 10

Por Bosco Palacios:

No es Paloma, sino Pastora. José María Iñigo, que ya no sabía dónde tenía la cabeza entre tanto país y tanto voto, se refirió a ella como Paloma (¿pensando en la mensajera de votos que nos hacía falta?) en uno de los momentos de las votaciones.

Cantó la Soler y salió el Sol por antequera y por donde ella quiso que saliera. Le puso salero, arte, poderío, grito en el foco más alto y ritmito en una noche frikie y previsible. 

Tras semifinales descafeinadas, España actuó finalmente en el mejor puesto, cuando más gente veía la tele, con el escenario mejor iluminado de los últimos tiempos y con un coro tan discreto como acompasado.

Pero destacando por encima de amores y corazones, ella. LaPastora sorprendió y confirmó que ella merecía un 10. Actuó de diez y así lo obtuvo. Más países que nunca se acordaron de nosotros y eso es porque mucho bueno había.



Por mucho que se empeñen los que quedaron por la cola en criticar lo que les daba mil vueltas. ¡Cómo es la lengua de la británica! Hay que ser mala para no saber ganar, y peor para no saber perder.

La penita, que no se quita, fue que nos faltaron precisamente “los doces” que otros años nos sacaban del último puesto.

¿Qué pasaría de haber participado Andorra?  Pues que todo hubiese sido más fácil… entre los 97 puntos de España (puesto 10) y los 112 de Turquía (puesto 7), los 12 puntos del país vecino nos habrían venido más que bien para acercarnos al puesto 6 que fue ocupado por la maravillosa balada de Estonia. 

Con permiso de Pastora y para gusto de este ELECTRODUENDE esa fue precisamente la canción que más nos ha gustado este año de todo el invento eurovisivo. A Pastora un diez y a Ott Lepland un 12 por Kuula:

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