En la noche del lunes Cuatro estrenó, y con un buen índice de audiencia, ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, el nuevo reality en el que un hombre buscará su media naranja entre un grupo de candidatas (o candidatos). Todo bajo la atenta mirada y el asesoramiento de su santa madre, quien dará abiertamente su opinión sobre qué tipo de persona quiere como nuera o yerno, y con Luján Argüelles como maestra de ceremonias.
El cásting es sencillamente maravilloso: desde un gay con una madre clásica hasta el químico que se gana un sobresueldo como estripper, pasando por el virgen o el hombre tradicional. Pero aún superior a ellos son sus madres. Una buena colección de Bernardas Albas contemporáneas, con su gran punto de posesión y un rancio abolengo a veces no explicado. Mujeres autoritarias y en su mayoría "clásicas", que no ven bien una nuera perteneciente al "sistema gótico" o que sea originaria de otro país, situación esta última que se vio en un par de ocasiones.
Aunque lo mejor llegó al final del programa, con una cita grupal de pretendientes y con el candidato a boda como núcleo. Allí vivimos momentos a lo Mujeres, Hombres y Viceversa, con pretendientes con celos, aspirantes a novio/a despotricando de la competencia alegando que son sinceros e hijos de mamá que tontean (y se morrean) con todo lo que pueden, pareciendo en ocasiones que aquello acabará en orgía en lugar de en boda. Un maravilloso generador de conflictos muy superior al programa de Emma García y que en un solo programa enganchó más que toda la primera semana de Gran Hermano. Imprescindible.
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1 comentario:
Es un programa tan tremendamente malo, con una fauna flora tan tremenda, que hay que verlo aunque sea sólo un poco. Lo que yo vi era impagable. Un guaperas al que llamaban Kent y al que le gustaba marcar con ropa ceñidita que precisaba de una ortodoncia y una lobotomía, un gay voluntarioso en la busqueda del amor lejos de los tipos del ambiente con una madre más superficial todavía a la que se le hizo el chichi nata con el pretendiente más guapillo y mas huequecillo, un mariano pepero cuarentón y engominadillo con su acartonada madre, mezcla de Isabel Tocino y la Botella ... puf.
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