La Tele de Cristal les recomienda que vayan al teatro Fernán Gómez (del 7 de abril al 1 de mayo) a ver la versión de Casa de Muñecas, protagonizada por los televisivos Silvia Marsó (1,2,3, Canguros, El porvenir es largo), Roberto Álvarez (Ana y los siete, Marisol, 23F) y Pedro Miguel Martínez (700 euros, Las chicas de oro, La señora).
Marsó deslumbra sobre el escenario con ese bombón de personaje, la Nora de Ibsen, con el que toda actriz sueña. Llena de energía y contención, Silvia, juega con el texto a través de tres niveles interpretativos que son las tres capas que forman el vestido de esa confundida y autoengañada Nora.
Silvia Marsó, una grande sobre el escenario que recuerda en sus momentos risueñotontorrones a la también grande Lola Herrera. ¡Pero qué bien que le sienta la mezcla de risas y drama a Silvia! Marsó, aquella azafata del 1,2,3 que, sin cumplir la mayoría de edad bailaba, interpretaba y corría por el plató del programa de Chicho con una vitalidad desbordante, sigue en plena forma.
Una brillante actriz que, al igual que le pasa finalmente a su personaje, se ha mantenido así en toda su carrera: con dignidad.
Gracias a su enorme talento, a la calidad del resto y a este buen montaje de Amelia Ochandiano que lleva ya un año triunfando de gira por España, se consigue reflejar a la perfección ese naturalismo con toques simbólicos:
El árbol cargado de compras, como una losa a la que el viento del portazo acaba desestabilizando; El baile de máscaras como preámbulo al juego de desnudez final: "Voy a quitarme el disfraz", sentencia Nora convencida anunciando su catarsis. Y también un vestuario recargado y detallista, que termina finalmente en algo básico, al igual que los personajes acaban desnudos, reconociendo la nadería de lo que son y de lo que les tocó interpretar. La función va a terminar...
Super Texto
Casa de Muñecas no sólo es una obra contra el machismo con vigencia actual. Este texto de Ibsen habla sobre la libertad interior, sobre la dignidad, sobre el poder de la mentira y el engaño como elementos fusionados con las relaciones de sumisión, sobre el dinero como anzuelo que lo corrompe todo.
Y sí, la dramaturgia es tan buena y ambigua que se puede llegar a una segunda lectura, totalmente contraria a la habitual, con unos personajes femeninos cuyos actos pueden desencadenar dramas terribles. Quizá sea esta posible y escondida visión misógina lo que hace tan grande el relato del autor noruego. ¿Se lo habían planteado?
Próximos Munsters...
Sobre estas reflexiones y sobre la dignidad en los trabajos televisivos, la falta de valor de los guionistas y productores en España y sobre sus carreras hablaremos próximamente con los nuevos Munsters de La Tele de Cristal: Silvia Marsó, Roberto Álvarez y Pedro Miguel Martínez.
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Hay vida más allá de la tele y los de la tele también viven más allá de ella. A veces, y como La Tele de Cristal les cuenta en La cuarta parte, merece la pena desenchufarla y conocer.
6 comentarios:
Estuve en Madrid este fin de semana y me invitaron a verla. Impresionante! ¿Sólo hasta el 1 de mayo?
Es que Silvia es una actrizona, y recuerdo que en Ana y los siete se llevaba la serie de cabeza.
Si siguen por España de gira no será dificil encontrarlos. Aunque como está mi economía lo mismo voy ahorrando...
Claro que hay vida, y LA TELE nos la mostrará. Buen post, Palacios.
-IVAN-
yo estuve viéndola el sábado y disfrute más aún que en Faunia. Encima me comí yo mismo las pipas en lugar de dárselas a un bicho de medio metro con dientes curvos.
Ramone.
Enhorabuena por el artículo y por la obra.
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