Estoy a favor de la creación del nuevo Consejo Audiovisual, organismo implantado en otros países, que creará el gobierno próximamente. Los detractores del Comité de expertos creen que la censura podría volver a imponerse en los medios de comunicación.
Pero ¿no es también censura la televisión que hoy tenemos, que no permite que haya espacio para la formación, asociando contínuamente share con deformación y perversión? ¿Es que no son la mayoría de los contenidos que hoy ofrecen las cadenas censurables? ¿Es que no los censuramos en nuestros corrillos sociales o, a veces, incluso mientras los estamos viendo?
Desconozco si el Consejo entrará en estos temas, pero de creárse debería de hacerlo y censurar sí, prohibir, muchos programas. Desde hace años vemos cómo las cadenas timan a personas en directo ofreciéndoles juegos estúpidos o milagrosas palabras que arreglarán su vida. Nos engañan, los estafan y consentimos.
Desde la llegada del corazoneo hemos asistido increzendo a un gusto por lo obsceno, a una pérdida desgarradora de lo íntimo, a una perversión absoluta de lo digno, a unos niveles de indecencia y de animalización en los platós, que de asistir al espectáculo en cualquier calle lo denunciaríamos inmediatamente a la policía, pero como se emite por televisión, se acepta y, por repetición, se convierte en ejemplo.
Consentimos el mal y encima se nos acusa de cómplices de su producción y emisión por culpa, qué curioso, de esa cosa llamada mando.
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CONTINÚA 'EL MANDO A LA MIERDA' (II) ESTE VIERNES EN LA TELE DE CRISTAL...
1 comentario:
totlamente de acuerdo
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