martes, 29 de mayo de 2012

Santiago Alba: "La Bruja Avería siempre fue bastante urticante"

Por Bosco Palacios:

¿Se imaginan mezclar a Bertolt Brecht con el espíritu de la Bruja Avería? Santiago Alba Rico, creador de Los Electroduendes, lo ha logrado en su primera obra teatral: B-52.

B-52, la primera incursión teatral de Santiago Alba Rico, llevada a las tablas por la compañía El Perro Flaco y editada en papel por la editorial Hiru.

Tanto en su forma escrita, como cuando cobra vida en un teatro, esta obra es necesaria porque nos disecciona el pensamiento que da belleza a la destrucción, que hace normal el genocidio y que eleva moralmente una cultura donde, tras las bambalinas de los sueños, se esconde la realidad del infierno.

¿Qué idea vertebra B-52'?

Santiago Alba: Se trata, en efecto, de una idea que llevo explorando en distintos formatos desde hace años: la de la desigualdad, no de las clases, los sexos o las generaciones, sino de las miradas, que cubre y expresa todas las demás. Hay miradas que matan, se dice. Es verdad.

Y son precisamente las más tranquilas, las más amables, las más inocentes. Visto desde arriba, resulta apetecible, y casi inevitable, destruir el mundo. En mis ensayos lo llamo "nihilismo espontáneo de la percepción". Puede que esto cambie con la crisis, pero ahora, en los centros urbanos capi-talistas, lo normal es ser bueno; y es la normal bondad, y no la maldad excepcional, la que destruye, física o simbólicamente, a los otros. 


¿Por qué volver al registro satírico de la Bruja Avería?
Santiago Alba: Se debe sobre todo a David Acera, director de la compañía Perro Flaco responsable del montaje. La tentación del teatro me cosquilleaba a menudo, pero siempre pensaba en una pieza más solemne y filosófica. David, que se educó con la Bruja Avería, me sugirió ese camino y enseguida me encontré cómodo en él. Al mismo tiempo, la tentativa es la de salir del limitado círculo de mis lectores habituales para tratar de incomodar a más gente. La Bruja Avería siempre fue bastante urticante.

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