miércoles, 18 de mayo de 2005

Juan Carlos Ortega: "Hago humor para hacer reír a mis padres"

Tras la estupenda acogida de "Buenos días, Sócrates", Juan Carlos Ortega acaba de publicar su segundo libro "Morirse es una mierda" en la editorial Aguilar. Esta a punto de concluir su etapa junto a Xavier Sardá en "Crónicas Marcianas" y se haya rotundamente ilusionado ante lo que pueda venir. Amablemente, con su tierno y astuto sentido del humor contestó al Electrotest de La Tele de Cristal...

Juan Carlos Ortega, nombre con poco Glamour pero que ha triunfado en la tele. Define brevemente a Don Juan Carlos Ortega.

Antes de empezar, me gustaría disentir amigablemente en dos puntos.

Primero: Juan Carlos Ortega es un nombre repleto de Glamour (nombre de Rey y apellido de filósofo).

Segundo: En absoluto he triunfado en la tele.

No sé como definirme. Espero que después de esta entrevista tus lectores puedan conseguir una remota aproximación.

Un marciano baja a la tierra y le tienes que explicar qué es ‘Crónicas Marcianas’ ¿Qué le dices? 
Si un marciano llegara a la tierra, yo deduciría que pertenece a una sociedad avanzada y aceptablemente inteligente. Siendo así, solo tendría que decirle: “Crónicas Marcianas es un buen programa” y me daría la razón. Y es probable que fuera él quien me lo explicara a mí. 
El comentario general entre Los profesionales del medio era que ponías la nota intelectual a un programa al que llamaban basura. ¿Eres consciente de ello? ¿Cómo asumes esa responsabilidad? 
Los profesionales del medio dicen muchas cosas. Jamás he pensado que ponía ninguna nota intelectual al programa. Además, sospecho mucho de esa palabra aplicada al humor. Normalmente, quienes me definen como “humorista intelectual” suelen pensar que la mayoría de la gente no me entiende, pero ellos si, otorgándose disimuladamente una superior capacidad para entender las cosas. Me he encontrado con tontos que me han dicho: “yo si te entiendo, pero la gente no”. Quien me dice eso, jamás me ha entendido. Yo hago humor para hacer reír a mis padres y a mi hermana. Otra cosa: el termino “basura” y el término “intelectual” no son necesariamente excluyentes. 
Al principio tus historias estaban enlatadas en las famosas cintas de video que arrojaba Sardá encima de la mesa marciana. Luego te sentaste junto a él en esa mesa. ¿Cómo ha sido tu relación con “el jefe”? 
Mi relación con Sardá siempre ha sido curiosa. No puedo evitar que me caiga bien, aunque en ocasiones he hecho serios esfuerzos para conseguir lo contrario. Pero no hay manera: no puedo evitar apreciarle. Es fácil trabajar con Sardá si sabes que no es fácil trabajar con Sardá. Creo que acabo de definir exactamente, en la última frase, mi relación con él. 
No me imagino a Juan Carlos Ortega siguiendo los resultados de los medidores de audiencia. ¿Lo haces? ¿Crees que son realmente representativos? 
Los resultados de los medidores de audiencia son representativos, y eso no es algo opinable. 
 Representan cosas, aunque lo que representan no es importante para mí, al menos en este momento. Nunca he consultado un medidor de audiencia, pero me parece lógico que haya gente que lo haga. Sospecho mucho de los artistas desligados de la opinión general. A todos nos encantaría ser los Beatles de nuestra especialidad. 
Parece que hay buen rollo en el plató de Crónicas. Si pusiéramos una cámara oculta en los camerinos ¿qué veríamos? 
Hay buen rollo siempre. La gente va allí a trabajar, y a hacer humor. El humor no se puede hacer con tensión. El buen rollo, por tanto, es casi una cuestión de supervivencia. Seríamos tontos si nos peleáramos. Las personas que actualmente trabajan en Crónicas Marcianas (los que salen en pantalla y los que no) han llegado hasta allí mediante un proceso muy parecido al de la selección natural: sobreviven los más aptos. Y ser “apto”, en este oficio, implica también generar buen rollo. Yo me lo paso muy bien hablando con las azafatas de invitados, las peluqueras y las chicas de maquillaje. Siempre les digo que quiero montar con ellas un harén. Cuando me peinan, les hago bromas y les digo: “Quiero que viváis conmigo todas. Por la mañana me peináis y por la noche me despeináis”. Se ríen porque son buenas. 
Parece como si el Sr. Casamayor creado por Sardá, ha influido en tu genio. Todos tardamos en saber quién se escondía detrás de su personaje y del de los tuyos. ¿En qué momentos usabas tu voz para los personajes y cuándo lo hacían tus actores? 
El Señor Casamayor no era un personaje: era una persona. Sardá hizo una creación casi en sentido estricto. Yo me he reído muchísimo escuchándole. Ha influido en mí como lo han hecho todos los humoristas que he admirado. Siempre he usado mi voz para los personajes. Cuando eran actores, ellos se veían en pantalla. Siempre que no se ve, en la tele o en la radio, soy yo. 
Tu humor es único. ¿De dónde nace? ¿Qué influencias lo han marcado? 
Te agradezco que pienses que mi humor es único. De todas formas, “ser único” no es necesariamente una cualidad positiva: Hitler también lo era. En realidad no creo que mi humor sea único: está formado por la suma del humor de mi abuelo, de mi padre, de mi madre y de mi hermana. Y luego ha tenido, y sigue teniendo, todas las influencias del mundo. Cada amigo nuevo que hago viene a sumarse a mi sentido del humor. 
¿Por qué escoges a actores mayores para trabajar contigo? 
Porque me interesan mucho. En la radio, cuando yo hacía las voces, siempre se me ocurrían historias centradas en la tercera edad. Dan un toque de realismo que un joven jamás podrá dar. Cuando pasé a la tele, tuve que compaginar mis voces de ancianos con personas reales (la tele, por suerte, se ve). Fue lógico buscar a personas mayores. ¿Por qué siempre saco ancianos? Porque quiero hacerlo. ¿Por qué en Gran Hermano solo sacan jóvenes? Porque quieren hacerlo. 
"CM" acaba y te vas al paro. ¿A qué personas echarás de menos y a quienes agradecerás no volver a ver? 
Crónicas termina, pero no me voy al paro. No echaré de menos a nadie, porque los seguiré viendo continuamente, obsesivamente. He trabajado muchos años con ellos (antes en la radio) y son, en cierto sentido, mi familia: Jordi Roca, Xavier Vidal, Miquel José, Jorge Pazos, Xavier Sardà, Albert Barba, Mercedes Garro, Eva Tovar. Vamos de duros, pero nos queremos porque nos conocemos muchísimo y hemos hecho juntos una especie de mili: el servicio radiofónico obligatorio. 
Un día haces un sketch del que te sientes orgulloso y al mostrarlo no se ríe ni dios. ¿Cómo reaccionas? 
Cuando estoy seguro de un sketch, la gente ríe. En ocasiones no han reído, por supuesto, pero tenía una intuición previa de que eso podría ocurrir. Siempre pienso que es culpa mía. Mi función es hacer reír. Si no lo consigo, es porque no he hecho bien mi trabajo. No me pagan por hacer humor experimental. El humor experimental lo hago en casa, y le doy las grabaciones a mis amigos, que suelen pensar que he perdido el juicio. 
¿Han vetado alguna vez contenidos de tus gags en radio o televisión? Si nunca ha sido así ¿Lo permitirías? 
Nunca me han vetado un gag, pero si me pasara lo aceptaría como parte del contrato. Si al argumento para vetarlo no me parece conveniente, aceptaría la decisión de mis jefes, pero probablemente dejaría de trabajar con ellos. Si el argumento es razonable, no pondría ninguna pega. Nunca he creído en conspiraciones. La gente no veta por intereses ocultos ni extraños. Una vez Sardá no quiso poner un gag que yo había grabado. Me dijo que era flojo. Tenía razón, y me hizo un favor no emitiéndolo. No fue un veto, fue un capote. 
¿En qué se diferencia el trabajo en radio (colaboras en radio nacional) con el de la televisión, a parte de lo evidente? 
En la radio hay más libertad (fáctica, no ideológica, se entiende). Quiero decir que la diferencia entre lo que quiero hacer y lo que produzco es menor en la radio que en la tele. En la radio solo estoy yo, en la tele hay mucha gente controlando. 
¿Gomaespuma o Cruz y raya? 
Gomaespuma, siempre. Pero no hay que equivocarse con Cruz y Raya. Tienen una intuición descomunal. 
¿Tamara o David Bisbal? 
No me interesa ninguno de los dos, pero me encanta que existan. 
¿Los hermanos Marx o Jim Carrey? 
Evidentemente los Hermanos Marx. Jim Carrey no entra dentro de mi definición de humorista. Los Hermanos Marx, por su parte, son la definición misma. 
¿Pumares o Empar Moliner? 
Empar Moliner. Tiene un talento torrencial. 
¿Lucía Etxebarria o Herman Hesse? 
Cuando era joven, me gustaba mucho Herman Hesse. Cuando era joven, Lucia Etxebarria vivió 12 días en mi casa de Barcelona. Mi nostalgia (no digo por quién) me impide contestar con objetividad.
Te dan carta blanca para hacer tu propio programa. ¿Qué haces? ¿Cuál sería tu programa ideal? 
Creo que me volvería loco y no sabría que hacer. No tengo programas ideales. Pero si te soy sincero, me gustaría hacer un programa científico, de divulgación. Lo que yo quiero es hablar continuamente de Newton, del que estoy profundamente enamorado. 
Te ofrecen un contrato multimillonario para presentar Salsa Rosa. ¿Aceptas? ¿Por qué? 
No aceptaría. Cada uno tiene su registro. Que yo presentara Salsa Rosa sería tan absurdo como ver a Santi Acosta haciendo secciones de humor. Tal vez Acosta sepa hacer humor, lo ignoro, pero te aseguro que yo no sabría, ni querría, hacer lo que él hace. 
Te proponen entrar en un reality show. ¿Entras? Si es así, ¿bajo qué condiciones? 
No entraría. Me encanta estar solo en mi casa, sin que nadie me mire. Solo entraría si me aseguraran que, haciéndolo, la gente que yo quiero se volvería rematadamente feliz para siempre. Como eso no ocurrirá jamás, nunca entraré en un programa así. 
Tienes el poder de eliminar un programa por cadena. ¿Cuales quitas de Telecinco, A3 y La Primera? 
Tengo ese poder. Lo hago cada día, utilizando el mando a distancia. Quito cientos de programas diariamente. La suma de todos los mandos es el único poder que respeto, y al que concedo el derecho de eliminar programas. En realidad esto lo digo para quedar bien. Quitaría muchos programas, porque todos tenemos un asqueroso dictador dentro. Pero no te diré cuales. 
Como espectador, debes decidir qué ver una noche por televisión y coinciden los siguientes momentos:
A) Sonia Monroy y Yola Berrocal gritándose porque ninguna se ha follado a Roberto Carlos. 
B) Un monólogo de Buenafuente sobre el hijo de Leticia Ortiz. 
C) Una serie de médicos en los que se les presenta un caso de traumatismo craneal a operar de urgencia. 
D) Una modelo/presentadora hace un repaso a la cartelera teatral madrileña desde un plató sombrío y con un guión espantoso. 
E) Un canal en el que algunas chicas se desnudan y los mensajes de sexo urgente inundan la pantalla. Y tu mando dicta… 
Elegiría la opción B, porque Buenafuente me cae bien y tiene gracia. Aunque preferiría ir a cenar con mis amigos. 
En un concurso de Mister sales elegido. ¿A parte de pedir por la paz mundial, qué dirías? 
No pediría por la paz mundial. Simplemente diría que se han equivocado de hombre. 
¿Qué opinas de la politización de "Crónicas Marcianas" en contra del PP? 
Me preocupa más la politización del PP en contra de Crónicas Marcianas. 
Dos películas preferidas. 
El hombre que amaba a las mujeres, de Truffaut, y El Crak, de Garci. Pero son muchísimas mis películas preferidas. 
¿Qué libro estás leyendo? 
La autobiografía de Marc Twain, que me hace muchísima gracia. Y lo combino con un libro que me ha regalado una persona extraordinaria: “El curioso incidente del perro a media noche”. 
¿Qué es lo más curioso que te ha pasado por culpa de la fama? 
No tengo la fama suficiente como para que me pasen cosas curiosas. Sin embargo, una señora me dijo el otro día en la calle: “Eres más televisivo en persona que en la tele”. Todavía no he logrado comprender que quería decirme, pero me encantó. 
¿Funcionó bien tu paso por la literatura? ¿Volverás a publicar algo como “Buenos días, Sócrates”? 
Acabo de publicar otro libro, titulado “Morirse es una mierda” (Aguilar). Está a la venta desde el 11 de mayo. Es un ensayo, creo, sobre la muerte, un tema que siempre me ha interesado muchísimo. 
“Buenos días, Sócrates” funcionó bien, tengo entendido. 
Disfruto mucho escribiendo. Si puedo, mi tercer libro será sobre las mujeres. 
Hablando de filósofos, ¿Cuál es tu filosofía? 
Procurar estar alegre el reducidísimo tiempo que nos ha tocado vivir. Es una respuesta cursi, pero es la verdad. 
¿Tienes proyectos confesables? 
Me gustan más las ilusiones que los proyectos. Ahora, por ejemplo, estoy rotundamente ilusionado. Pueden tenerse proyectos sin ilusión, pero si tienes ilusión tienes proyectos. 
¿Qué fue de tu hijo secreto con la tacañona Fernanda Hurtado? 
Le pusimos de nombre Jordi y el apellido de la madre. Creo que ahora hace concursos amables en la tele. Olvidad esta broma mala, por favor.

    Biografía

  • Profesión: Escritor y humorista
  • Colaborador de "Crónicas Marcianas" y de "No es un Día Cualquiera" en RNE
  • Libros publicados: "Morirse es una mierda’" y "Buenos días, Sócrates"

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