lunes, 4 de febrero de 2013

Django, ensangrentado




Por Miguel Albertos:

Tras poco más de una semana de su estreno, la última producción de Quentin Tarantino encabeza las listas de recaudación con más de 2,5 millones de euros, muy por encima del resto de filmes que hay en cartelera ahora mismo. No hay duda de que el poder de convocatoria de este enfant terrible del blaxploitation está muy por encima del de Spielberg y su “Lincoln”, segunda en el “box office” español, pero con un millón de euros de diferencia.

Y todo, a pesar de que el género del oeste no esté precisamente asociado a las grandes taquillas. Sí, porque “Django desencadenado”, con d muda, es el remake de un “spaghetti western” de los 60, “Django”. Aunque poco tiene que ver con el filme italiano, que se queda en la semilla de este homenaje a las películas de vaqueros, corregido y ampliado (hasta los 165 minutos concretamente). Sin embargo, el director de “Pulp Fiction” la define orgulloso como “una más de esas casi 40 falsas secuelas que nada tienen que ver con el original”.

En esta aparecen temas no tan tratados en los clásicos del oeste, como todos los asociados al racismo: la esclavitud, el ku kux klan (ridiculizado en una escena memorable con Don Johnson) o incluso las peleas de mandingos. Pero no faltan los cazarecompensas, los sheriffs y terratenientes corruptos, la chica, el héroe y su fiel compañero, con tiroteos coreografiados muy a la manera del director y por supuesto, bañados en sangre. Por no hablar de meter a Ennio Morricone en la banda sonora.

En cuanto al reparto, Quentin vuelve a contar con Chistoph Waltz tras su alabada labor en “Malditos bastardos”, Jaimie Foxx, ganador de un oscar por interpretar a Ray Charles y Leonardo DiCaprio en el papel del cruel Candie. Además de las colaboraciones de Samuel L. Jackson, casi irreconocible como fiel criado de DiCaprio, Don Johnson (Miami Vice) y el Django original, Franco Nero.

Sin duda todo un espectáculo que no aburre nada en sus casi tres horas de metraje y donde Tarantino demuestra una vez más su pasión por el cine de acción, añadiéndole su punto social.

Lo mejor: La Tarantinitis

Lo peor: Nada

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